jueves, 6 de septiembre de 2007

Ana Bahebbak

Quiza la ciudad artificial de verdes palmeras y olor a desierto me hechizó,

quiza fue el sol abrasador de tu tierra el que me hizo delirar.

Seguramente el sabor a prohibido, tu piel negra y tus ojos pintados

me grabaron a fuego el deseo.

Sobornos, ejercito, barrios oscuros

habitaciones de paredes sucias despertaron el miedo, tu cuerpo desató mis gritos.

Placer… y dolor al perderte.

Al cruzar el puente camino al mundo de lujo y resort.

Me encontre danzando en susurros: Ana Bahebbak.

Cuanto hubo antes? Toda una vida memorizando rasgos,

sintiendo la separacion abrazada a ti,

sin palabras, sin juicios, sin preguntas.

Solo sintiendo los pocos minutos que quedaban vivos entre nosotros,

solo quisiendo alargarlos con un recuerdo que nos esforzamos en mantener.

Miedo a perder, miedo a la entrega, a resultar herido…

Sofocaste el grito de alarma, acariciando antiguas heridas,

con canticos para convertir la piedra en algo vivo y latente

en un lenguaje extranjero y conocido.

Queda ahora la carta, la mesa y el candelabro sin traducir..

las miradas, risas y gestos disimulados.

Sigue mirando en la plaza buscandome, hasta que vuelva…

No desesperes...pronto

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