Quiza la ciudad artificial de verdes palmeras y olor a desierto me hechizó,
quiza fue el sol abrasador de tu tierra el que me hizo delirar.
Seguramente el sabor a prohibido, tu piel negra y tus ojos pintados
me grabaron a fuego el deseo.
Sobornos, ejercito, barrios oscuros
habitaciones de paredes sucias despertaron el miedo, tu cuerpo desató mis gritos.
Placer… y dolor al perderte.
Al cruzar el puente camino al mundo de lujo y resort.
Me encontre danzando en susurros: Ana Bahebbak.
Cuanto hubo antes? Toda una vida memorizando rasgos,
sintiendo la separacion abrazada a ti,
sin palabras, sin juicios, sin preguntas.
Solo sintiendo los pocos minutos que quedaban vivos entre nosotros,
solo quisiendo alargarlos con un recuerdo que nos esforzamos en mantener.
Miedo a perder, miedo a la entrega, a resultar herido…
Sofocaste el grito de alarma, acariciando antiguas heridas,
con canticos para convertir la piedra en algo vivo y latente
en un lenguaje extranjero y conocido.
Queda ahora la carta, la mesa y el candelabro sin traducir..
las miradas, risas y gestos disimulados.
Sigue mirando en la plaza buscandome, hasta que vuelva…
No desesperes...pronto